Mato refutada: relatos de quienes han dejado de tomar medicinas por no poder pagarlas

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La ministra de Sanidad aseguró recientemente que “ni una sola persona” se quedaba sin tratamiento “por razones económicas”. Pacientes sin tarjeta sanitaria o con enfermedades caras desmienten su afirmación.

PAULA DÍAZ Madrid 15/03/2013 07:39

“No hay una sola persona que esté dejando de tomar medicamentos por razones económicas”. Así lo afirmó la ministra de Sanidad, Ana Mato, la primera y hasta ahora única vez que acudió al Congreso a explicar su reforma del Sistema Nacional de Salud. Sin embargo, los datos recopilados por numerosas plataformas contradicen su versión.

La Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (Fadsp) publicó un informe [ver pdf] en el que se ponía de manifiesto que el 16,8% de los pensionistas ha dejado de tomar algún medicamento debido al copago farmacéutico. La Defensora del Pueblo denunció que las reclamaciones se habían triplicado y pidió a la ministra que garantice “el acceso efectivo a la protección de la salud para los inmigrantes irregulares”. Y otros colectivos como la Federación Española de Enfermedades Raras y la Asociación Española contra el Cáncer han alertado también de los peligros que conlleva la reforma del Gobierno para la salud de estos pacientes.

En algunos casos, a los “ahorros” en Sanidad se unen también a los recortes en Dependencia. “Cuando María Dolores de Cospedal llegó al Gobierno, a mí me rebajaron un grado de dependencia. Ahora, cada tres meses intentan quitarme la discapacidad y tengo que estar peleando para que no lo consigan”, relata J.C., un hombre de 37 años que reside en un pequeño pueblo de Castilla-La Mancha y que prefiere no identificarse más porque aún está litigando para que le reconozcan sus derechos. Tras sufrir varias enfermedades consecutivas, J.C. lleva desde los 25 años obligado a pasar la mayor parte del tiempo postrado en una cama.

Como enfermo crónico que es, así como por su nivel de renta, J.C. debería pagar un máximo de 8 euros al mes por su medicación. Sin embargo, su tratamiento, después de la desfinanciación de la ministra, le cuesta entre 60 y 80 euros al mes.  Y en los últimos seis meses, denuncia, la Administración sólo le ha devuelto 24 euros. “He tenido que pedir dinero para poder medicarme porque mi familia y yo no podemos asumirlo”, lamenta. Su padre, de 55 años, está “a punto de quedarse en la calle”; su madre, jubilada, padece fibromialgia; y su abuela, el cuarto miembro de la familia, es también dependiente.

En su caso, al copago en la medicación se suma también el transporte que necesita para acudir a su hospital de referencia, a 20 kilómetros de su localidad. “A mí me han destrozado la vida, tienen que verme seis especialistas cada poco tiempo y la gasolina del coche también hay que pagarla”, declara.

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