MEMORIA 2019

Burkina Faso

Contexto humanitario

Burkina Faso es uno de los países más empobrecidos del mundo (puesto 131 de 135 según el índice de pobreza de Naciones Unidas). El 44,6% de sus cerca de 20 millones de habitantes sobrevive con menos de 1,25 dólares al día y la esperanza de vida es de 59 años. Con una tasa de crecimiento del 3,1%, y un promedio de 5.3 hijos/hijas por mujer, casi la mitad de la población es menor de 15 años.

La tasa de mortalidad materna es de 371 por cada 100.000 nacimientos con vida, en parte debido a la insuficiente oferta de servicios cualificados, la inaccesibilidad de los centros sanitarios y la inequidad entre hombres y mujeres. La falta de información y formación provoca que las mujeres apenas acudan a los servicios de salud sexual y reproductiva. Las personas jóvenes son muy vulnerables frente a embarazos no deseados y a infecciones de transmisión sexual, que están creciendo tanto en el contexto urbano como en el rural.

En 2019 el país se ha enfrentado a una crisis humanitaria sin precedentes y desplazamientos masivos de población como consecuencia de la escalada de violencia y el aumento constante de ataques yihadistas y de grupos armados. El número de personas desplazadas internas huyendo de las zonas de conflicto se ha multiplicado por diez en un año, superando las 560.000 a finales de 2019. Se calcula que 1.200.000 personas están en situación alarmante de inseguridad alimentaria y carecen de acceso a atención sanitaria y educación. Más de 2.400 escuelas han cerrado y unos 250 centros de salud se encuentran cerrados o disfuncionales, principalmente en las regiones al norte de país. Además, más de 262.000 menores de 5 años sufren malnutrición aguda y la malnutrición es la causa subyacente del 35% de la mortalidad infantil.
 
Médicos del Mundo empezó a trabajar en Burkina Faso en 2002, buscando mejorar la salud sexual y reproductiva (SSR) y reducir la mortalidad materna e infantil en el distrito sanitario de Bogodogo, región central. Esta línea de intervención se amplió en 2017 a la región Hauts-Bassins. Desde 2012 se trabaja en la región Sahel para reducir la mortalidad infantil ligada a la malnutrición aguda. Se apoya al hospital regional, en cuya pediatría se ubica el al Centro de Recuperación y Educación Nutricional Interno (CRENI) que atiende los casos más vulnerables: niños y niñas menores de 5 años ingresados con malnutrición aguda severa (MAS) y con complicaciones (MASC), derivados desde los centros de salud comunitarios. En ellos también se refuerza la sensibilización, detección precoz y referencia temprana. Esta intervención en nutrición se extendió en 2016 a la región sudoeste.

En 2019, se continúa luchando contra la malnutrición aguda en niños y niñas menores de 5 años en la región Sahel, adaptando la intervención para responder a la crisis humanitaria, poniendo en marcha consultas médicas móviles en las zonas de mayor afluencia de personas desplazadas, tanto en Sahel como en Centro Norte. También se ha retomado el trabajo en la región de Haut-Bassins, con un proyecto de mejora del acceso a la educación y servicios completos de SSR para adolescentes en situación o riesgo de exclusión social. Asimismo, se impulsan acciones de incidencia política a nivel local, nacional y regional para la mejora y aplicación de políticas de salud, de acuerdo con los derechos humanos y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

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