Haití
En un contexto complicado donde se ha incrementado la violencia y la inseguridad en todo el país, se ha apoyado a las estructuras básicas de salud en materia de nutrición y salud sexual y reproductiva y se ha trabajado en una respuesta rápida a un nuevo brote de cólera
contexto
Haití es uno de los países del mundo con menor índice de desarrollo humano (163 de 191) y con mayor exposición a amenazas naturales (terremotos, huracanes, etc.) y vulnerabilidad ante epidemias. La situación se ha ido deteriorando en los últimos años tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021, manteniendo la inestabilidad política que ya existía y contando hasta el momento con un gobierno de transición sin comicios a la vista.
La escalada de violencia por parte de bandas armadas, los secuestros como fuente de financiación de dichas estructuras, la inflación, los problemas migratorios y la inseguridad que dificulta los desplazamientos ha sumido al país en una gran crisis. En septiembre el país sufrió un colapso tras el anuncio del aumento del precio de los carburantes por parte del Gobierno y durante semanas se vivieron episodios muy violentos con revueltas populares, afectando no solo a la capital si no a las principales ciudades del país. Puertos, carreteras y áreas de almacenamiento fueron asaltadas y se puso en riesgo el suministro eléctrico y de agua potable. Además, en octubre se registró, tras tres años sin casos, un resurgimiento del cólera en el país. Desde esa fecha se han identificado más de 39.000 casos sospechosos, 2.627 han sido confirmados y al menos 671 personas han fallecido, afectando mayormente a los niños y niñas menores de 5 años. Las consecuencias son devastadoras, con al menos 4,9 millones de personas necesitadas de asistencia humanitaria de una población total de 11,4 millones de personas, y 4,7 millones en situación de inseguridad alimentaria, lo que representa el 48% de la población total.
Solamente el 67% de la población tiene acceso a servicios básicos de agua. Si a este problema se añade el escaso número de población con acceso a servicios básicos, muy grave en áreas controladas por pandillas, lo convierte en un factor crítico en la propagación de la epidemia de cólera.
El acceso a los servicios básicos, incluida la salud, sigue deteriorándose. Al insuficiente presupuesto sanitario, se une la falta de personal cualificado, de equipamiento y medicamentos esenciales en los centros y que los servicios no son gratuitos. El 40% de quienes no consiguen acceder a la atención sanitaria son menores de edad y el 65% mujeres y niñas. Haití tiene la tasa de mortalidad materna y neonatal más alta de la región (529 mujeres por cada 100.000 nacimientos y 32 recién nacidos por cada 1.000 nacimientos). Este contexto ha agudizado las desigualdades de género: mortalidad materna, embarazo precoz, violencias sexuales y de género, etc.
La falta de servicios especializados para atender las necesidades en salud de las mujeres y niñas supone una brecha de género que las hace más vulnerables a ciertas enfermedades, aumenta su morbi-mortalidad y su vulnerabilidad frente a la pobreza.
NUESTRO TRABAJO EN 2022
En este complicado contexto, desde 2010 se trabaja para reforzar las estructuras básicas de salud en materia de nutrición y salud sexual y reproductiva en la región Goaviana (departamento del Oeste). Este año se ha realizado la rehabilitación de un puesto de salud rural, se ha apoyado el servicio de ambulancias de los dos principales hospitales de la zona, reforzado las competencias del personal sanitario en 13 estructuras sanitarias en materia de salud sexual y reproductiva.
Además, se han realizado actividades de sensibilización y cribado de niños y niñas menores de 5 años con respecto a la malnutrición a 15 agentes de salud comunitario que trabajan en las comunidades. También se ha hecho una dotación de medicamentos, micronutrientes, Prevención y Control de Infecciones y otros equipamientos médicos y no médicos para mejorar la calidad de la atención sanitaria en las estructuras del primer nivel y además se ha apoyado a las instituciones públicas en el pago de honorarios para garantizar el acceso a los servicios médicos en la zona de intervención.
Ante el repunte de cólera sobrevenido en octubre 2022, se ha puesto en marcha una respuesta rápida en coordinación con las autoridades locales para el control de la propagación, formando a personal sanitario y con actividades de sensibilización para difundir los síntomas y tener un comportamiento adecuado. También se ha dotado de los principales medicamentos y PCI para hacer frente a esta epidemia. No solo se ha trabajado en Petit Goâve y Grand Goâve, sino que la respuesta de cólera se ha llevado a cabo también en el departamento del Sudeste en las comunas de Jacmel, Belle Anse y Marigot.