Viví en Auserd [campo de refugiados] durante diez años hasta que nos mudamos al campo de Dajla para encontrarnos con mi tía y mi abuelo. La vida en los campamentos es difícil, estamos lejos de nuestra patria. No tuve unas condiciones normales en mi infancia, aunque me gustaba porque tenía muchos amigos. Lo mejor de los campamentos son las bodas. Duran cuarenta y ocho horas en las que hay música y las personas se reúnen y se divierten, algunas, incluso, tienen lugar en las dunas. Las bodas son importantes para las mujeres porque es una de las pocas ocasiones que tenemos para divertirnos. Los hombres pueden ir a muchos lugares y siempre tienen la opción de verse. En las bodas nos maquillamos, llevamos ropa nueva y bailamos. Si se casa alguien que no conocemos, sólo miramos.
Me caso el año que viene, conocí a mi novio el año pasado en una boda. Estuvo en Cuba durante nueve años. Espero que sea una gran boda y poder presumir delante de todos mis amigos. Tendré los mejores músicos, esta es la parte más importante. Enviaré invitaciones, pero el día de la boda, cuando la gente escuche la guitarra, vendrán de todo Dajla. Quiero tener hijos pero espero que puedan crecer en el Sáhara Occidental. No quiero que pasen por lo que yo pasé. Me encantaría vivir en España, he estado allí cinco veces. Es una vida mejor y se puede conseguir un trabajo. Dejé la escuela cuando tenía trece años para ayudar a cuidar a mi abuelo, después de eso, me acostumbré a estar en casa. Si Dios quiere, conseguiremos la independencia. Queremos que el proceso de paz nos dé una solución y eso ocurriría si el mundo estuviera interesado. Creo que la guerra nos dará la independencia. Si no luchamos, entonces, sólo seremos una parte de Marruecos. |